
Foto Exposición Mi Paraíso
Espiga Dos

Imagen de una espiga también pero esta vez con otra composición. Es en la misma situación geográfica que Espiga Uno, no me cansaré nunca de ese camino ni de ese horizonte. Quiero simbolizar el cereal amarillo que inunda la llanura antes de su cosecha. Tremenda labor que hacían a mano generaciones anteriores y a máquina generaciones actuales. Horas y horas de trabajo para conseguir materia prima que se convierte en alimento para todos, que deben despertar respeto y admiración hacia los trabajadores de la tierra.
Así estaba el cereal un día lluvioso de principios de verano. No encuentro palabras para definirlo...




...y así de bonita quedó la portada del programa de fiestas de 2017. La Comisión 2017 quiso darle protagonismo al cereal y eligió una de estas fotografías como símbolo inconfundible de nuestro paraíso. Muchas gracias a todos los miembros de la Comisión por elegirla, pero también muchísimas gracias por el contenido del programa y lo inolvidables que son estos días para todos nosotros. Como siempre, un trabajo excelente sin duda.

Si alguien sabe de este oficio, tanto con utensilios antiguos como con máquinas modernas, ese es Anselmo Marzo. Tuve la suerte de disfrutar un rato sus historias mientras tomábamos una cerveza. A sus 81 años desprende tal vitalidad que me mantuvo expectante en todo momento y también boquiabierto, porque parece que me hablaba de alguna película cuando me explicaba como trabajaban el campo allá por los años 40. Pero no era ninguna película. Solo pura y cruda realidad.
Desde su niñez ya comenzó a trabajar en el campo, algunas veces incluso en horario escolar. Me comenta que sus padres iban a clase a pedir permiso al Maestro para que lo dejase salir y poder ir a ayudar a las faenas del campo. Como él, muchos de los alumnos de este colegio vivían la misma experiencia.
Dice; Trabajábamos de sol a sol. La época de cosecha era de Junio a Santiago. Éramos unas 4 ó 5 personas en el campo. Llevábamos buenos alimentos para soportar la dureza de la jornada, por la mañana una copa de anís y chocolate. (no todo el mundo tenia chocolate, apunta). Más tarde el almuerzo, compuesto por huevos con tocino y allá a media mañana algún trozo de longaniza.
Recuerda, además del trigo o cebada, otros cereales como por ejemplo el Pipirigallo. Muy popular entonces y muy utilizado para los animales.
Él segaba con Dalla, (mientras me lo explica simula el movimiento que hacían con los brazos y todo el cuerpo. Puro ejercicio físico que actualmente pocas profesiones lo soportan), aunque anterior a esta, era la hoz la herramienta por excelencia de los segadores. En su época, solamente se hacían con hoz las zonas complicadas, como por ejemplo las laderas. Eran unas cuadrillas de Alicante las que venían y eran especialistas con la hoz en este tipo de terreno. Sin embargo los mejores Dalladores venían de Fabara. No sabe bien, porque era así pero el caso es que se acuerda muy bien de aquellas gentes, que ahora son vecinos de aquí al lado, pero que en aquel entonces venían de tierras lejanas.
Después de la Dalla llegó la Gavillera. Ya era una máquina agrícola muy moderna tirada por animales o tractores. Más tarde la Atadora, una máquina un poco más avanzada y después ya las cosechadoras, allá por los años 60.
El acarreo era llevar los fajos a la era para después preparar la parva. Se extendía la cosecha en el suelo para comenzar el proceso de separación del grano y la paja. Primero se pisaba con el trillo y más tarde se aventaba. Esto último se tenia que hacer con cierzo para aprovechar la energía del viento, la cual se llevaba la paja en el momento que los hombres y mujeres alzaban con la horca todo junto. Más tarde se pasaba el grano por la criba y así obtenían el grano limpio. Todo un proceso que ahora mismo lo hacen instantáneamente las máquinas cosechadoras.
De una manera o de otra, con diferentes formas de cosechar, manuales, semiautomáticas o automáticas, Anselmo tiene gravado en las retinas los colores que desprende el campo en primavera, en verano, antes y después de la cosecha. Aunque generaciones posteriores veamos esa época en blanco y negro, él y todos los que vivieron en el paraíso en aquellos años, recuerdan esos colores intensos de esta tierra. Los mismos colores y detalles que se ven en Espiga Uno ó Espiga Dos. Ese sol amarillo y rojo, o esos mantos gigantes de color verde o amarillo que forman estas espigas multiplicadas por millones de trillones. Mi paraíso, nuestro paraíso.
Muchas Gracias Anselmo.